María Montessori era una científica, y como tal, era una mujer práctica y comprometida con la búsqueda de la verdad. María Montessori fue la primera mujer en practicar medicina en Italia. De joven, sus padres la alentaron para que fuera maestra, la única carrera a la que tenían acceso las mujeres en esa época, pero ella se interesó primero por las matemáticas y luego por la biología. Se graduó de la Escuela de Medicina de la Universidad de Roma en 1896.
Como miembro de la Clínica Psiquiátrica de la universidad se interesó por la educación de los niños con retrasos mentales. Llegó a convencerse que aquellos niños internados en los asilos generales, mentalmente deficientes, podían beneficiarse con una educación especial, y viajó a Londres y a Paris para estudiar con dos pioneros en este campo: Jean Itard y Edouard Séguin.
En 1901 fue designada directora de una clínica psiquiátrica asociada a la Universidad de Roma dedicada al cuidado de niños con retrasos mentales. Allí puso en práctica sus teorías sobre el desarrollo y la educación del niño y logró lo que luego se conoció como el “primer milagro Montessori”: 8 niños del Instituto tomaron el examen oficial de aptitud en lectura y escritura para niños normales de su misma edad y lo pasaron con notas por encima del promedio. Este “milagro” que maravilló al mundo llevó, en cambio, a María Montessori a reflexionar sobre el estado de la educación general.
Esta convicción llevó a la Dra. Montessori a dedicarse al campo de la educación por el resto de su vida, convencida de que la educación se vería beneficiada por un enfoque científico. Con el fin de prepararse para su nuevo papel como educadora, regresó a la Universidad de Roma para estudiar filosofía, psicología, educación y antropología.
Las autoridades italianas responsables del sistema educativo vigente resistieron la visión radicalmente distinta de María Montessori y no le dieron acceso a las aulas de la escuela pública. La oportunidad de poner en práctica sus ideas llegó en 1907 cuando le ofrecieron tomar a su cargo una guardería de niños de entre 2 y 6 años en un complejo habitacional del barrio de San Lorenzo, un barrio muy pobre de Roma. La guardería se llamó “Casa dei Bambini”. Los niños con los que se encontró la Dra. Montessori venían de familias de bajos recursos, sin educación y sin apoyo familiar de ningún tipo.
Sin restricciones en cuanto a las actividades que debían realizar los niños, María Montessori preparó un ambiente limpio, espacioso, ordenado, luminoso y trajo materiales que usaba en sus trabajos de psicología experimental con el único objeto de observar la reacción de los niños. Los niños se encontraban bajo el cuidado de una señora que no era maestra y tenía instrucciones de la Dra. Montessori de no interferir en la actividad de los niños. La Dra. Montessori se comunicaba con ella diariamente y visitaba la guardería una vez por semana para hacer sus observaciones. Los niños trabajaban solos con los materiales, sin interferencia alguna durante el día, en un ambiente ordenado y limpio que contrastaba con su experiencia habitual en sus casas.
Lo más notable fue que en medio del abandono físico y afectivo, estos niños florecieron en salud “como si hubieran sido alimentados secretamente… Y eso es lo que sucedió… en su espíritu.” Los niños de la “Casa dei Bambini” comenzaron a escribir y a leer sin intervención directa de ningún adulto, trabajaban sin interrupción ni obligación y no necesitaban ser disciplinados por nadie. El cambio en el comportamiento de los niños se notó también en sus casas, donde los niños intentaron trasladar el ambiente ordenado y limpio que los hacía felices en la guardería. El éxito de la primera “escuela Montessori” despertó el interés por el Método Montessori en todo el mundo y se establecieron varias escuelas en distintos países. Ante este éxito, María Montessori dijo: “Aquel que quiera seguir mi método no debe honrarme a mí sino debe seguir al niño”.
En 1909 Maria Montessori publicó su primer libro basado en esta experiencia, “The Montessori Method” y comenzó una gira por el mundo difundiendo sus ideas y dando conferencias. En 1912 visitó los Estados Unidos, y en 1935 estuvo en Argentina. En 1929, María Montessori fundó la Association Montessori Internationale (AMI) para preservar la integridad de su legado. Durante el régimen de Mussolini, María Montessori se exilió en España y en 1936, ante la guerra civil española, se mudó a Holanda, donde viviría hasta su muerte. Su última visita a Italia fue en 1934, con motivo del cuarto Congreso Montessori en Roma. En 1939 fue invitada a la India, donde permaneció hasta el fin de la segunda guerra mundial. Durante este tiempo organizó varios cursos de entrenamiento en el Método Montessori que le dieron un fuerte impulso al movimiento en la India. En 1949 la Dra. Montessori volvió a Holanda. Durante los últimos años la “Educación
por la Paz” fue un principio fundamental en su trabajo. Murió en Holanda en 1952.
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